La Diabetes y el Incremento de Actividad en las vacaciones

Los requerimientos de insulina de un niño que está todo el día sentado en clases, pueden disminuir en gran medida cuando el niño está jugando todo el día en vacaciones. Un incremento de actividad y un menor grado de estrés, contribuirían a un menor requerimiento de insulina (el estrés puede elevar los niveles de glicemia).

Además, en algunas ocasiones, la falta de apetito debido al calor, puede ser también un factor para que algunos niños estén hipoglicémicos (los niveles de glucosa en sangre estén por debajo de lo normal) los primeros días de vacaciones, hasta que sus dosis de insulina se ajusten.

Lo que podría ser más frustrante, es que el efecto de exceso de requerimiento de glucosa de las células después del ejercicio, dure varias horas después de culminado el ejercicio. Este efecto retardado puede durar de doce a veinte horas después del ejercicio y hacer más comunes las hipoglicemias en la noche o al día siguiente, luego de un día de bastante ejercicio.  Por lo anterior se recomienda, chequear los niveles de glucosa, hasta 24 horas después de hacer ejercicio intenso o prolongado.

Estrategia de Control

  • Si su hijo(a) ha experimentado hipoglicemia al comienzo de anteriores vacaciones, es posible que usted piense disminuir la dosis de insulina de su hijo(a) inmediatamente, pero hable con su médico antes de hacer estos ajustes.
  • Cuando los niños hacen ejercicio, sus organismos, generalmente, requieren más comida para contrarrestar las calorías quemadas. Deje que su hijo satisfaga esa necesidad natural, siempre y cuando esté en su peso normal.

Provea a su hijo con meriendas frecuentes y sustanciales para balancear los efectos hipoglicemiantes del ejercicio. Ofrézcale meriendas con intervalos de treinta minutos mientras esté realizando ejercicios fuertes como por ejemplo: fútbol. Las meriendas que incluyen proteínas o grasas como el queso, en adición a la fuente usual de almidón, ayudan a mantener un nivel aceptable de glicemia.

  • Si su hijo tiene sobrepeso corporal, pregúntele a su médico acerca de la posibilidad de reducir su dosis de insulina para que, de ese modo, no requiera comer más para contrarrestar el efecto hipoglicemiante del ejercicio. Menos insulina requiere menos comida para balancear sus efectos y menos comida, hace que sea más fácil controlar el peso corporal de su hijo(a).

Si el ejercicio es muy fuerte y prolongado, ambas estrategias, es decir, la reducción de la dosis de insulina y el aumento de la comida, pueden ser necesarias.

  • La natación representa una situación especial, ya que los instructores recomiendan no comer comidas sólidas, antes de nadar. Sin embargo, una comida una hora antes de entrar al agua, seguida de descansos cada veinte a treinta minutos para tomar jugo, tabletas de glucosa o una bebida con carbohidratos como por ejemplo “Gatorade”, balancean la glucosa que se pierde durante la natación.

En ciertos casos, reducir la dosis de insulina puede ser la mejor manera de evitar los episodios de hipoglicemia en la piscina. En todo caso, pídale consejos en esta materia a su médico.

  • Un niño activo en la playa o cualquier lugar donde realice mucha actividad, puede ser problemático si usted no lo puede controlar lo suficiente para que tome a tiempo sus meriendas. Asegúrese de empacar suficiente comida saludable. También es recomendable llevar una cava con suficiente bebida gaseosa regular (con azúcar para las hipoglicemias), además de sándwiches.
  • En días de ejercicio muy fuerte, chequee el nivel de glicemia de su hijo(a), antes de que vaya a dormir y eventualmente, durante la noche. Un monitoreo a media noche es una buena idea, aunque su hijo(a) haya tomado una buena merienda o haya tenido un nivel de glicemia razonablemente alto antes de dormir. Si el nivel de glicemia es menor de 100 mg/dl durante la noche, será necesario un poco de jugo y galletas para evitar una hipoglicemia.

El área donde a su hijo(a) se le inyecte la insulina, puede representar una diferencia en el control de los niveles de glicemia. Por ejemplo, si a su hijo(a) se le inyecta en el muslo, la insulina será más rápidamente absorbida durante el juego de fútbol. Rotar los sitios de inyección, especialmente hacia el abdomen, puede reducir la rápida absorción de la insulina.

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